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Una RazГіn para Esconderse
Blake Pierce


Un Misterio de Avery Black #3
Una historia dinámica que te atrapa desde el primer capítulo y no te deja ir. Midwest Book Review, Diane Donovan (sobre �Una vez desaparecido’) Del autor exitoso de misterio Blake Pierce llega una nueva obra maestra del suspenso psicológico, UNA RAZÓN PARA ESCONDERSE (Un misterio de Avery Black – Libro 3) . Cuerpos están siendo encontrados en las afueras de Boston, sus cadáveres quemados más allá del reconocimiento, y la policía entiende que un nuevo asesino en serie está al acecho en las calles. A medida que los medios de comunicación se convergen y la presión aumenta, el Departamento de Policía de Boston decide que su única opción es pedirle ayuda a su detective de Homicidios más brillante y más controversial: Avery Black. Avery, aún tratando de recoger los pedazos de su propia vida, su nueva relación con Ramírez y su reconciliación con Rose, se encuentra repentinamente en medio del caso más difícil de su carrera. Con poca evidencia, debe entrar en la mente de un asesino psicótico, tratar de entender su obsesión con el fuego y qué es lo que eso quiere decir de su personalidad. Su rastro la lleva a las profundidades de los peores vecindarios de Boston, a enfrentamientos con los peores psicópatas y, finalmente, a un giro que jamás se hubiera imaginado. En un juego psicológico del gato y el ratón y una carrera frenética contra el tiempo, Avery se adentra demasiado en el laberinto de la mente de un asesino y en lugares demasiado oscuros. Un thriller psicológico oscuro con suspenso emocionante, UNA RAZÓN PARA ESCONDERSE es el libro #3 de una nueva serie fascinante, con un nuevo personaje querido, que te dejará pasando páginas hasta bien entrada la noche. El libro #4 de la serie de Avery Black estará disponible pronto. Una obra maestra del thriller y el misterio. Pierce hizo un trabajo magnífico desarrollando a los personajes psicológicamente, tanto así que sientes que estás en sus mentes, vives sus temores y aclamas sus éxitos. La trama es muy inteligente y te mantendrá entretenida durante todo el viaje. Este libro te mantendrá pasando páginas hasta bien entrada la noche debido a sus giros inesperados. Opiniones de libros y películas, Roberto Mattos (Una vez desaparecido)





Blake Pierce

Una RazГіn para Esconderse. Un Misterio de Avery Black 3




Blake Pierce

Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio de RILEY PAIGE que cuenta con siete libros hasta los momentos. Blake Pierce tambiГ©n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con cuatro libros), de AVERY BLACK (que cuenta con cuatro libros) y de la nueva serie de misterio de KERI LOCKE.

Blake Pierce es un ГЎvido lector y fan de toda la vida de los gГ©neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, asГ­ que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com (http://www.blakepierceauthor.com/) para saber mГЎs y mantenerte en contacto.



Copyright В© 2017 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. A excepciГіn de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976 y las leyes de propiedad intelectual, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida o distribuida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en un sistema de bases de datos o de recuperaciГіn sin el previo permiso del autor. Este libro electrГіnico estГЎ licenciado para tu disfrute personal solamente. Este libro electrГіnico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustarГ­a compartir este libro con otras personas, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estГЎs leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regrГ©salo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor.В  Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginaciГіn del autor o se emplean como ficciГіn. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Los derechos de autor de la imagen de la cubierta son de Dimedrol68, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.



LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE



SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE

UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1)

UNA VEZ TOMADO (Libro #2)

UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)

UNA VEZ ATRAIDO (Libro #4)

UNA VEZ CAZADO (Libro #5)

UNA VEZ AГ‘ORADO (Libro #6)

UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7)



SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE

ANTES DE QUE ASESINE (Libro #1)

ANTES DE QUE VEA (Libro #2)

ANTES DE QUE DESEE (Libro #3)

ANTES DE QUE ARREBATE (Libro #4)



SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK

UNA RAZГ“N PARA MATAR (Libro #1)

UNA RAZГ“N PARA HUIR (Libro #2)

UNA RAZГ“N PARA ESCONDERSE (Libro #3)

UNA RAZГ“N PARA TEMER (Libro #4)



SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE

UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1)

UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2)




PRГ“LOGO


Estaba a punto de amanecer cuando llegГі al otro lado del terreno baldГ­o. HabГ­a llovido un poco la noche anterior, creando una nube de niebla. Caminaba lenta y metГіdicamente, como si hiciera esto todas las maГ±anas.

HabГ­a cimientos de casas por todas partes, casas que jamГЎs serГ­an terminadas. Supuso que las estructuras fueron colocadas hace cinco o seis aГ±os, para finalmente ser abandonadas cuando estallГі la crisis de las viviendas. Y, por alguna razГіn, esto lo enfurecГ­a. Tan promisorias tanto para las familias y un constructor, solo para terminar fracasando rotundamente al final.

Se veГ­a demacrado contra la niebla; alto y delgado, como un espantapГЎjaros real. Su abrigo negro se integraba perfectamente con la brizna de color gris claro. Era una escena etГ©rea. La escena lo hacГ­a sentirse como un fantasma. Lo hacГ­a sentirse legendario, casi invencible. Se sentГ­a como si fuera una parte del mundo, y que el mundo tambiГ©n era parte de Г©l.

Pero su presencia allГ­ no era nada natural. De hecho, pasГі semanas planeando esto. Meses. Los aГ±os anteriores solo fueron los pasos que lo trajeron a este momento.

CaminГі por la niebla y escuchГі la ciudad. El ajetreo estaba lejos, como a dos kilГіmetros de allГ­. Se encontraba en una parte olvidada y decrГ©pita de la ciudad que habГ­a sufrido un colapso econГіmico. Muchas esperanzas y sueГ±os muertos yacГ­an en el suelo cubierto de niebla.

Todo esto lo enfurecГ­a.

EsperГі pacientemente. CaminГі de un lado a otro sin ningГєn propГіsito real.В  CaminГі por el borde de la calle vacГ­a y luego al ГЎrea de construcciГіn entre los esqueletos de las casas que nunca llegaron a ser. SiguiГі caminando, esperando que otra figura se mostrara en la niebla. Sabiendo que el universo se la enviarГ­a.

Finalmente apareciГі.

Incluso antes de que pudiera verla, pudo sentirla a travГ©s de la luz dГ©bil del amanecer y la niebla. La figura era femenina.

Esto era lo que habГ­a esperado. El destino estaba siendo escrito justo en frente de Г©l.

Con el corazГіn tronando en su pecho, dio un paso hacia adelante, haciendo todo lo posible para parecer natural y tranquilo. AbriГі la boca y empezГі a llamar a un perro que no estaba allГ­. En la niebla, su voz no sonaba como la suya; era delgada y vacilante, como la de un fantasma.

MetiГі la mano en el bolsillo de su abrigo largo y sacГі una correa para perros retractable que habГ­a comprado el dГ­a anterior.

“¡Cariño!”, gritó.

Era el tipo de nombre que confundirГ­a a un transeГєnte antes de que tuviera tiempo para siquiera echarle otro vistazo.

“¡Cariño!”.

La figura de la mujer se acercГі por la niebla. Vio que ella tenГ­a su propio perro, y que este era su paseo matutino. Era uno de esos perros pequeГ±os y pretenciosos, del tipo que se parecГ­a mГЎs a una rata. Г‰l obviamente ya sabГ­a eso de ella. SabГ­a casi todo de su horario matutino.

“¿Todo bien?”, preguntó la mujer.

PodГ­a ver su cara ahora. Ella era mucho mГЎs joven que Г©l, unos veinte aГ±os menor.

Levantó la correa vacía y le sonrió tristemente. “Mi perra se soltó. Estoy bastante seguro de que se fue por aquí, pero no la escucho”.

“Ay no”, dijo la mujer.

“¡Cariño!”, gritó de nuevo.

A los pies de la mujer, el pequeГ±o perro levantГі la pata y orinГі. La mujer ni se dio cuenta. Ella lo estaba mirando ahora. Sus ojos se llenaron de reconocimiento. InclinГі su cabeza. Una sonrisa incierta se formГі en sus labios. Dio un pequeГ±o paso hacia atrГЎs.

Г‰l metiГі la mano en el otro bolsillo de su abrigo y envolviГі su mano alrededor del mango del martillo que habГ­a escondido allГ­. Lo sacГі con una velocidad sorprendente.

Le golpeГі la cabeza fuertemente con Г©l. El ruido que hizo en el terreno tranquilo, en el manto de la niebla, fue mГ­nimo. Pum.

Los ojos de la mujer se volvieron vidriosos. Cuando cayГі al suelo, Aun podГ­a ver las huellas de esa pequeГ±a sonrisa en su boca.

Su pequeГ±o perro la olfateГі y luego levantГі la mirada. DejГі escapar un ladrido patГ©tico. El hombre se le acercГі y el perro gruГ±Гі suavemente. OrinГі un poco mГЎs, retrocediГі y luego se fue corriendo del terreno, su correa arrastrando detrГЎs de Г©l.

GuardГі el martillo y la correa inГєtil. Luego mirГі el cuerpo de la mujer por un momento y lo alcanzГі lentamente, el Гєnico sonido el de los ladridos del perro, haciendo eco en la niebla matutina.




CAPГЌTULO UNO


Avery bajГі las Гєltimas cajas en el suelo del nuevo apartamento de su hija y sintiГі ganas de llorar. El camiГіn en movimiento se habГ­a alejado de la acera hace cinco minutos y no habГ­a vuelta atrГЎs ahora: Rose tenГ­a un apartamento propio. Avery sintiГі el hueco creciendo en su estГіmago; esto era completamente diferente a su vida en un dormitorio universitario, donde tenГ­a amigos en cada esquina y la seguridad de la policГ­a del campus.

Rose vivirГ­a sola ahora. Y Avery todavГ­a no lo habГ­a aceptado. Hace poco, Rose estuvo en peligro debido al Гєltimo caso de Avery, y ella todavГ­a se sentГ­a culpable por eso. Para Avery, era irresponsable que Rose viviera sola despuГ©s de ese calvario. La hacГ­a sentirse como una mala madre. TambiГ©n temГ­a mucho por su hija. Y eso era significativo ya que era una detective de homicidios.

“Tiene dieciocho años”, pensó Avery. “No puedes aferrarte a ella para siempre, sobre todo cuando tu agarre sobre ella fue débil, casi inexistente, durante sus años de formación”.

ВїCГіmo habГ­a crecido tan rГЎpido? ВїCГіmo se habГ­a convertido en una mujer tan hermosa, independiente y motivada? Avery ciertamente no podГ­a tomar el crГ©dito por eso, ya que habГ­a estado ausente durante la mayor parte de su vida.

Aun asГ­, ver a su hija mientras desempacaba sus propios platos y los colocaba en sus propios gabinetes la hacГ­a sentirse orgullosa. A pesar de los aГ±os tumultuosos de infancia y adolescencia que habГ­a vivido, Rose lo habГ­a logrado. El futuro era suyo, y comenzaba en este momento: ella colocando sus platos de la tienda de un dГіlar en los gabinetes de su primer apartamento.

“Estoy orgullosa de ti”, dijo Avery. Hizo su camino por el laberinto de cajas que ocupaban el piso de la sala de estar de Rose.

“¿Por qué?”, dijo Rose.

“Por sobrevivir”, dijo Avery con una sonrisa. “Sé que no te facilité mucho las cosas”.

“Es cierto. Pero papá lo hizo bien. Y no digo eso para ofenderte”.

Avery sintiГі una punzada de dolor.

“Lo sé”.

Avery sabГ­a que tal admisiГіn era difГ­cil para Rose. SabГ­a que su hija todavГ­a estaba tratando de entender su relaciГіn. Para una tГ­pica madre e hija que habГ­an estado separadas, la reconciliaciГіn era bastante difГ­cil. Pero ambas habГ­an pasado por cosas muy difГ­ciles Гєltimamente. Rose fue acechada por un asesino en serie y trasladada a una casa segura, y Avery estaba lidiando con el estrГ©s postraumГЎtico de haber tenido que correr al rescate de Rose. Esos baches en el camino serГ­an difГ­ciles de superar. Incluso algo tan sencillo como mover cajas al nuevo apartamento de su hija era un gran paso en el camino de reparar la relaciГіn que Avery tanto deseaba tener con ella.

Tomar ese paso requerГ­a una cierta normalidad, una normalidad que no siempre estaba disponible en el mundo de una detective obsesionada con el trabajo.

Fue a la cocina y ayudГі a Rose a desempacar las cajas etiquetadas COCINA. Avery sintiГі muchas ganas de llorar de nuevo.

“¿Qué demonios? ¿Por qué estoy tan emocional?”.

“¿Crees que estarás bien?”, preguntó Avery, tratando de mantener la conversación en pie. “Esto no es como un dormitorio universitario. Estarás sola, por tu cuenta. ¿Estás lista para eso después de… bueno, después de todo lo que has pasado?”.

“Sí, mamá. Ya no soy una niña”.

“Bueno, eso es muy evidente”.

“Además”, dijo, guardando el último plato y colocando la caja vacía a un lado, “en realidad ya no estoy sola”.

Eso era. Rose habГ­a estado un poco distraГ­da Гєltimamente, pero tambiГ©n de buen humor, y un buen humor era una extraГ±a ocurrencia para Rose Black. Avery supuso que podrГ­a ser por un chico, y eso hizo que unas emociones totalmente diferentes que Avery no estaba preparada para lidiar salieran a la superficie. Se perdiГі la charla de la menstruaciГіn con Rose, se perdiГі detalles de su primer amor, primer baile y primer beso. Ahora que se enfrentaba a la potencial vida sentimental de su hija de dieciocho aГ±os de edad, comprendГ­a lo mucho que se habГ­a perdido.

“¿Qué quieres decir con eso?”, preguntó Avery.

Rose se mordiГі el labio, como si estuviera arrepentida de haber hablado.

“Yo… bueno, conocí a alguien”.0

Lo dijo casualmente y un poco despectivamente, dejando en claro que no tenГ­a ningГєn interГ©s de hablar de ello.

“¿Ah sí?”, preguntó Avery. “¿Cuándo?”.

“Hace aproximadamente un mes”, dijo Rose.

“Exactamente la cantidad de tiempo que he estado notando su mejor humor”, pensó Avery. A veces era inquietante cómo sus habilidades de detective se superponían en su vida personal.

“Pero… No está viviendo aquí, ¿cierto?”, preguntó Avery.

“No, mamá. Pero probablemente pasará mucho tiempo aquí”.

“Ese no es el tipo de cosas que la madre de una joven de dieciocho años de edad quiere escuchar”, dijo Avery.

“Dios, mamá. Todo estará bien”.

Avery sabГ­a que debГ­a dejarlo asГ­. Si Rose querrГ­a hablar con ella de este chico, lo harГ­a en su propio tiempo. Presionarla solo empeorarГ­a las cosas.

Pero, de nuevo, su instinto laboral la dominГі y no pudo contenerse de hacer mГЎs preguntas.

“¿Puedo conocerlo?”.

“Claro que no. Todavía no, de todos modos”.

Avery percibiГі la oportunidad de profundizar la conversaciГіn, la conversaciГіn incГіmoda sobre el sexo con protecciГіn y el riesgo de enfermedades y embarazo en la adolescencia. Pero sentГ­a que no tenГ­a ese derecho, dada su relaciГіn tensa.

Sin embargo, le era imposible no preocuparse. Siendo detective, sabГ­a lo que las personas eran capaces de hacer. No solo habГ­a visto asesinatos, sino tambiГ©n casos graves de abuso domГ©stico. Y si bien este tipo en la vida de Rose podrГ­a ser un perfecto caballero, era mucho mГЎs fГЎcil para Avery asumir que era una amenaza.

Sin embargo, Вїno tenГ­a que confiar en los instintos de su hija en algГєn punto? ВїNo acababa de felicitar a Rose por lo bien que habГ­a salido a pesar de su crianza?

“Ten cuidado”, dijo Avery.

Era evidente que Rose estaba incГіmoda. Puso los ojos en blanco y comenzГі a desempacar DVDs en la pequeГ±a sala de estar que estaba unida a la cocina.

“¿Y qué de ti?”, preguntó Rose. “¿No te cansas de estar sola? Papá también sigue solo”.

“Estoy consciente de eso”, dijo Avery. “Pero eso no es asunto mío”.

“Es tu ex esposo”, señaló Rose. “Y es mi padre. Así que sí es asunto tuyo. Quizás te haga bien volver a verlo”.

“Eso no nos haría ningún bien”, respondió Avery. “Si le preguntas, estoy segura que te dirá lo mismo que yo”.

Avery sabГ­a que eso era verdad. Aunque nunca habГ­an hablado de volver a estar juntos, habГ­a un acuerdo tГЎcito entre ellos, algo que habГ­an sentido desde que perdiГі su trabajo como abogada y arruinГі su vida en las semanas que siguieron. Se tolerarГ­an solo por Rose. Aunque habГ­a sentimientos mutuos de amor y respeto, los dos sabГ­an que no volverГ­an a estar juntos. Jack solo se preocupaba por lo mismo que ella. QuerГ­a que Avery pasara mГЎs tiempo con Rose. Y le tocaba a ella encontrar la manera de hacer eso. HabГ­a pasado algГєn tiempo ideando un plan las Гєltimas semanas y, aunque requerirГ­a sacrificio, estaba dispuesta a intentarlo.

Al sentir que el tema delicado de Jack ya estaba pasando como una nube tempestuosa, Avery tratГі de abordar el tema de ese sacrificio. No habГ­a forma de abordarlo sutilmente, asГ­ que simplemente decidiГі decirlo y ya.

“Estaba pensando en pedir una carga de trabajo más ligera durante los próximos meses. Supuse que tú y yo deberíamos intentar mejorar nuestra relación”.

Rose se detuvo. Se veГ­a sorprendida, realmente sorprendida. Dio un pequeГ±o gesto de reconocimiento y volviГі a desempacar. Hizo un pequeГ±o sonido.

“¿Qué?”, preguntó Avery.

“Pero amas tu trabajo”.

“Cierto”, dijo Avery. “Pero he estado pensando en transferirme a otro departamento. Si hiciera eso, mi horario sería mejor”.

Rose dejГі de desempacar. Muchas expresiones cruzaron su rostro en un segundo. A Avery le complaciГі ver que una era de ellas fue esperanza.

“Mamá, no tienes que hacer eso”. Su voz era dulce y desprevenida, casi como la de la niña que solía ser. “Eso es cambiar tu vida por completo”.

“No, no lo es. Ya soy mayor y me estoy dando cuenta de que me perdí un montón de cosas familiares. Es lo que tengo que hacer para seguir adelante… para ser mejor”.

Rose se sentГі en el sofГЎ lleno de cajas y ropa. LevantГі la mirada, ese destello de esperanza todavГ­a en su rostro.

“¿Estás segura de que es lo que quieres?”, preguntó.

“No lo sé. Quizás”.

“Además, veo de donde viene mi capacidad impresionante para recuperarme… de ti”.

“Ya veo que al fin lo notaste”.

“Sí. Y, para ser honesta, creo que papá también”.

“Rose…”.

Rose se volviГі hacia ella.

“Te echa de menos, mamá”.

Avery se encorvГі. Se quedГі allГ­, en silencio por un momento, incapaz de responder.

“Yo también lo echo de menos a veces”, admitió Avery. “Simplemente no lo suficiente como para llamar y sacar a relucir el pasado”.

“Te echa de menos, mamá”.

Avery dejГі que esa frase surtiera efecto. Rara vez pensaba en Jack romГЎnticamente. Sin embargo, habГ­a dicho la verdad. Ella sГ­ lo echaba de menos. Echaba de menos el extraГ±o sentido del humor de Jack, la forma en que su cuerpo siempre parecГ­a demasiado frГ­o en las maГ±anas, cГіmo su necesidad de tener sexo era casi cГіmicamente predecible. Y extraГ±aba verlo ser un excelente padre mГЎs que nada. Pero ese era el pasado, una parte de su vida que estaba tratando de dejar atrГЎs.

Aun asГ­, no pudo evitar preguntarse quГ© pudo haber sido, cayendo en cuenta que pudo haber tenido una excelente vida a su lado. Una vida con cercas blancas, eventos escolares, domingos tranquilos en el patio trasero.

Pero era posibilidad ya no existГ­a. Rose no habГ­a tenido la oportunidad de vivir esa vida perfecta y Avery seguГ­a culpГЎndose a sГ­ misma.

“¿Mamá?”.

“Lo siento, Rose. No creo que tu padre y yo podamos arreglar las cosas. Además”, añadió, y respiró hondo, preparándose para la reacción de Rose, “tal vez no eres la única que ha conocido a alguien”.

Rose se volviГі hacia ella, y Avery se sintiГі aliviada al ver su sonrisa. MirГі a su madre con la sonrisa maliciosa que unas amigas podrГ­an compartir mientras hablaban de chicos en medio de unos tragos. Eso calentaba el corazГіn de Avery de una manera que no estaba preparada para explicar, si es que pudiera hacerlo.

“¿Qué?”, preguntó Rose, fingiendo sorpresa. “¿Tú? Detalles, por favor”.

“No hay detalles todavía”.

“Bueno, ¿quién es?”.

Avery se rio entre dientes al darse cuenta de lo tonto que parecerГ­a. Casi no lo dijo. Demonios, ni siquiera le habГ­a dicho al chico cГіmo se sentГ­a. Expresarlo en frente de su hija serГ­a un poco surrealista.

Sin embargo, ella y Rose estaban progresando. No tenГ­a sentido guardГЎrselo a causa de su propia vergГјenza de tener sentimientos por un hombre que no era el padre de Rose.

“Es un hombre con el que trabajo. Ramírez”.

“¿Ya estuvieron juntos?”.

“¡Rose!”.

Rose se encogió de hombros. “Querías una relación abierta y honesta con tu hija, ¿cierto?”.

“Sí, supongo que sí”, dijo con una sonrisa. “Y no… todavía no. Pero me estoy enamorando de él. Es agradable. Divertido, atractivo… y tiene este encanto que solía molestarme, pero que ahora me parece atractivo”.

“¿Él se siente igual?”, preguntó Rose.

“Sí. Bueno… se sentía. Creo que estropeé las cosas. Ha sido paciente, pero creo que ya se le agotó la paciencia”. Lo único que no le dijo es que había tomado la decisión de decirle a Ramírez cómo se sentía, pero aún no había tenido el coraje suficiente para hacerlo.

“¿Lo echaste a un lado?”, preguntó Rose.

Avery sonriГі.

“Maldita sea, eres observadora”.

“Te lo estoy diciendo… Es la genética”.

Rose volviГі a sonreГ­r. ParecГ­a haberse olvidado de que tenГ­a que desempacar.

“¡Hazlo, mamá!”.

“Dios mío”.

Rose se echГі a reГ­r, y Avery tambiГ©n. Sin duda este era el momento mГЎs vulnerable que habГ­an compartido desde que habГ­an comenzado a trabajar para arreglar su relaciГіn. De repente, la idea de tomarse algo de tiempo libre del trabajo parecГ­a una necesidad mГЎs que solo una idea esperanzadora.

“¿Qué harás este fin de semana?”, preguntó Avery.

“Desempacar. Tal vez saldré con Ma… el tipo que permanecerá en el anonimato por ahora”.

“¿Qué tal un día de chicas con tu madre mañana? Podemos ir a almorzar, ver una película, arreglarnos las uñas”.

Rose arrugó la nariz ante la idea, pero luego pareció considerarla seriamente. “¿Puedo elegir la película?”.

“Sí”.

“Suena divertido”, dijo Rose con emoción. “Cuenta conmigo”.

“Excelente”, dijo Avery. Luego sintió una necesidad de preguntar algo que se sentía extraño, pero que sería fundamental para su relación. Saber lo que estaba a punto de preguntarle a su hija era aleccionador pero, de una manera muy extraña, también liberador.

“¿Así que no te molesta que siga adelante?”, preguntó Avery.

“¿Qué quieres decir con eso?”, preguntó Rose. “¿Por papá?”.

“Sí. De tu padre y de toda esa parte de mi vida, la parte de mi vida que dificultó las cosas para todos nosotros. Una gran parte de seguir adelante es ya no sentirme encadenada por la culpa de lo que pudo haber sido. Y tengo que alejarme de tu padre para poder hacerlo. Siempre lo amaré y lo respetaré por criarte mientras que yo no estuve allí, pero él es una parte importante de la vida de la cual tengo que alejarme. ¿Entiendes?”.

“Sí”, dijo Rose. Su voz se había vuelto dulce y vulnerable de nuevo. Oírla hizo que Avery sintiera ganas de ir al sofá y abrazarla. “Y no necesitas mi permiso, mamá”, continuó Rose. “Sé que lo estás intentando. Lo veo”.

Por tercera vez en quince minutos, Avery sintiГі que estaba a punto de llorar. SuspirГі para alejar las lГЎgrimas.

“¿Cómo saliste tan bien?”, preguntó Avery.

“Genética”, dijo Rose. “Es verdad que has cometido errores, mamá. Pero siempre has sido una dura”.

Antes de que Avery tuviera tiempo de formar una respuesta, Rose dio un paso adelante y la abrazГі. Fue un verdadero abrazo, algo que no habГ­a sentido de su hija en bastante tiempo.

Esta vez, Avery se permitiГі llorar.

No recordaba la Гєltima vez que habГ­a estado tan feliz. Por primera vez en mucho tiempo, sentГ­a que realmente estaba accionando para escapar de los errores de su pasado.

Una gran parte de eso serГ­a hablar con RamГ­rez y hacerle saber que ya estaba cansada de ocultar lo que habГ­a estado creciendo entre ellos. Ella querГ­a estar con Г©l. De repente, con los brazos de su hija alrededor de ella, Avery sintiГі que no podГ­a esperar a tener esa discusiГіn con Г©l.

De hecho, esperaba que fuera mГЎs allГЎ de una discusiГіn. Esperaba que terminaran haciendo mucho mГЎs que hablar, finalmente dejando que la tensiГіn que habГ­a estado creГЎndose entre ellos se disipara de la mejor forma posible.




CAPГЌTULO DOS


Se reuniГі con RamГ­rez tres horas mГЎs tarde, justo despuГ©s del fin de su turno. HabГ­a respondido su llamada con entusiasmo, pero habГ­a sonado cansado. Es por eso que habГ­an elegido reunirse a orillas del rГ­o Charles, en uno de los muchos bancos ubicados en los senderos alrededor del borde oriental del rГ­o.

Mientras caminaba hasta el banco en el que habГ­an acordado reunirse, vio que acababa de llegar. Estaba sentado en el banco, mirando al otro lado del rГ­o. El cansancio en su voz se notaba en su rostro. Sin embargo, se veГ­a en paz. HabГ­a notado que Г©l se volvГ­a silencioso e introspectivo cada vez que se le presentaba una vista panorГЎmica de la ciudad.

Se acercГі y Г©l se volviГі hacia ella cuando oyГі sus pasos. Le mostrГі su sonrisa ganadora y, en ese instante, ya no se veГ­a cansado. Una de las muchas cosas que le gustaban a Avery de Г©l era la forma en la que la hacГ­a sentir cada vez que la miraba. Era claro que habГ­a algo mГЎs que simple atracciГіn allГ­; la miraba con reconocimiento y respeto. Eso, mГЎs el hecho de que Г©l le decГ­a a menudo que era hermosa, la hacГ­a sentirse mГЎs segura y mГЎs deseable de lo que jamГЎs habГ­a recordado sentir.

“¿Tuviste un día largo?”, le preguntó Avery a lo que se sentó en el banco a su lado.

“Sí. Tuve mucho trabajo. Quejas por ruido. Una pelea en un bar que se volvió sangrienta. Y hasta recibí una llamada sobre un perro que había perseguido a un niño a un árbol”.

“¿Un niño?”.

“Un niño”, dijo Ramírez. “La vida glamorosa de un detective cuando la ciudad está tranquila y aburrida”.

Ambos miraron el rГ­o en un silencio que, durante las Гєltimas semanas, habГ­a comenzado a volverse cГіmodo. Si bien no eran tГ©cnicamente una pareja, habГ­an llegado a apreciar el tiempo juntos que no estaba lleno de charla por el simple hecho de hablar. Lenta y deliberadamente, Avery se acercГі y le tomГі la mano.

“Camina conmigo, ¿quieres?”.

“Claro”, dijo, dándole un apretón a su mano.

Incluso sostener su mano era algo monumental para Avery. Ella y RamГ­rez se habГ­an tomado de manos con frecuencia y se habГ­an besado brevemente en algunas ocasiones, pero agarrar su mano intencionalmente estaba fuera de su zona de confort.

“Pero cada vez se siente más cómodo”, pensó cuando empezaron a caminar. “Bueno, lleva mucho tiempo sintiéndose así, admítelo”.

“¿Estás bien?”, preguntó Ramírez.

“Sí”, dijo. “Tuve un buen día con Rose”.

“¿Las cosas se están empezando a normalizar?”, preguntó.

“Sí, un poco”, dijo Avery. “Es un trabajo en progreso. Y hablando de progreso…”.

Se detuvo, confundida porque no entendía por qué le era tan difícil decir lo que quería decir. Debido a su pasado, sabía que era emocionalmente fuerte… Entonces ¿por qué le era tan difícil expresarse cuando realmente importaba?

“Esto va a sonar cursi”, dijo Avery. “Así que por favor mantén mi vulnerabilidad en mente”.

“Está bien…”, dijo Ramírez, claramente confundido.

“He sabido desde hace bastante tiempo que tengo que hacer algunos cambios. Una gran parte de eso es tratar de arreglar las cosas con Rose. Pero hay otras cosas también. Cosas que no he querido admitirme a mí misma por temor”.

“¿Como qué?”, dijo Ramírez.

SabГ­a que Г©l estaba un poco incГіmodo. HabГ­an sido transparentes antes, pero nunca a esta medida. Esto era mГЎs difГ­cil de lo que habГ­a esperado.

“Mira… sé que arruiné las cosas entre nosotros”, dijo Avery. “Me mostraste una paciencia y un entendimiento tremendo durante las cosas que estaba pasando. Y sé que te alejé luego de haberte esperanzado”.

“Eso es cierto”, dijo Ramírez, con un poco de humor.

“Te pido disculpas por eso”, dijo Avery. “Espero que puedas pasar por alto mis temores y mi vacilación… Quiero otra oportunidad”.

“¿Una oportunidad para…?”, dijo Ramírez.

“Va a hacerme decirlo”, pensó. “Y me lo merezco”.

Ya era de noche y habГ­a pocas personas caminando por las aceras y senderos que alineaban el rГ­o. Era una escena pintoresca, como algo salido de una de esas pelГ­culas que por lo general odiaba ver.

“Una oportunidad para nosotros”, dijo Avery.

Ramírez dejó de caminar, pero mantuvo su mano en la suya. La miró con sus ojos marrones oscuros y sostuvo la mirada. “No puede ser una oportunidad”, dijo. “Tiene que ser real. Algo seguro. No puedo seguir en esto de toma y dame”.

“Lo sé”.

“Si me puedes decir qué quieres decir con nosotros, entonces lo consideraré”.

No sabГ­a si estaba hablando en serio o simplemente tratando de hacerla pasar un mal rato. RompiГі el contacto visual y apretГі sus manos.

“Maldita sea”, dijo Avery. “Me dificultarás esto, ¿cierto?”.

“Bueno, creo que…”.

Ella lo interrumpiГі con un beso. En el pasado, sus besos habГ­an sido breves, incГіmodos y llenos de su vacilaciГіn habitual. Pero ahora se perdiГі en Г©l. Lo acercГі tanto como pudo y lo besГі con mГЎs pasiГіn que nunca, mГЎs que la pasiГіn de su Гєltimo contacto fГ­sico con un hombre durante su Гєltimo aГ±o feliz de matrimonio con Jack.

RamГ­rez no se molestГі en luchar. SabГ­a que llevaba mucho tiempo esperando esto, y podГ­a sentir su entusiasmo.

Se besaron como adolescentes enamorados por el rГ­o Charles. Fue un beso suave pero caliente que vibraba con la frustraciГіn sexual que habГ­a estado floreciendo entre ellos durante varios meses.

Cuando sus lenguas se encontraron, Avery sintiГі una oleada de energГ­a a travГ©s de ella, energГ­a que sabГ­a que querГ­a utilizar de una forma especГ­fica.

Ella rompiГі el beso y acercГі su frente a la suya. Se miraron el uno al otro durante varios segundos en esa postura, disfrutando del silencio y del peso de lo que acababan de hacer. HabГ­an cruzado una lГ­nea. Y, en el tenso silencio, ambos sintieron que todavГ­a habГ­a muchas mГЎs por cruzar.

“¿Estás segura de esto?”, preguntó Ramírez.

“Sí. Y lamento que me haya tomado tanto tiempo darme cuenta”.

La acercГі a su cuerpo y la abrazГі. SentГ­a algo como alivio en su cuerpo, como si se hubiera quitado un gran peso de encima.

“Quiero intentarlo”, dijo Ramírez.

RompiГі el abrazo y la besГі de nuevo en el lado de su boca.

“Creo que tenemos que celebrar la ocasión. ¿Quieres ir a cenar?”.

SuspirГі y sonriГі temblorosamente. Ya habГ­a roto una barrera emocional confesГЎndole sus sentimientos. ВїQuГ© de malo serГ­a seguir siendo honesta con Г©l ahora mismo?

“Sí, creo que tenemos que celebrar”, dijo. “Pero ahora mismo, en este mismo momento, no estoy muy interesada en ir a cenar”.

“Entonces, ¿qué quieres hacer?”, preguntó.

Su inocencia era encantadora. Ella se inclinГі y le susurrГі al oГ­do, disfrutando de la sensaciГіn de tenerlo cerca, asГ­ como tambiГ©n el olor de su piel.

“Vamos a tu casa”.

Se apartГі y la mirГі con la misma seriedad que antes, pero ahora habГ­a algo mГЎs allГ­. Era algo que habГ­a visto en sus ojos antes, algo de emociГіn que nacГ­a de una necesidad fГ­sica.

“¿Sí?”, dijo con incertidumbre.

“Sí”, dijo ella.

Mientras corrГ­an por el cГ©sped, hacia el estacionamiento donde ambos habГ­an estacionado sus autos, estaban riГ©ndose como unos niГ±os. Era genial, ya que Avery no podГ­a recordar la Гєltima vez que se habГ­a sentido tan liberada, emocionada y libre.


***

La pasiГіn que habГ­an experimentado a la orilla del rГ­o seguГ­a viva cuando RamГ­rez abriГі la puerta de su apartamento. Una parte de Avery querГ­a saltar encima de Г©l en ese mismo momento, antes de que tuviera tiempo de cerrar la puerta detrГЎs de ellos. Se habГ­an toqueteado todo el viaje y, ahora que estaban allГ­, Avery sentГ­a como si estuvieran en el precipicio de algo monumental.

Cuando RamГ­rez cerrГі la puerta con llave, a Avery le sorprendiГі que no se le acercara de inmediato. En su lugar, se dirigiГі a la cocina, donde se sirviГі un vaso de agua.

“¿Agua?”, le preguntó.

“No, gracias”, respondió.

Se bebiГі su agua y mirГі por la ventana de la cocina. Las luces de la ciudad brillaban a travГ©s del cristal.

Avery se fue a la cocina para acompañarlo y le quitó el vaso de la mano. “¿Qué pasa?”, preguntó.

“No quiero decirlo”, dijo.

“¿Cambiaste de parecer?”, preguntó. “¿Tanta espera disipó las ganas que sentías por mí?”.

“No”, dijo él. Puso sus brazos alrededor de su cintura, viéndolo tratar de formar las palabras adecuadas.

“Podemos esperar”, dijo ella, esperando en lo más profundo de su ser que no quisiera hacerlo.

“No”, dijo con un poco de urgencia. “Es que… no lo sé”.

Esto fue una sorpresa para Avery. Con todo su coqueteo magistral y frases seductoras de los Гєltimos meses, estaba segura de que hubiera sido un poco agresivo cuando, y si alguna vez, llegara este momento. Pero ahora parecГ­a inseguro de sГ­ mismo, casi nervioso.

Se inclinГі y le besГі la mandГ­bula. Luego suspirГі y se apoyГі en su cuerpo.

“¿Qué pasa?”, preguntó Avery, sus labios rozando su piel mientras hablaba.

“Es que esto es real ahora, ¿sabes? Esto no es solo una aventura de una noche. Me importas mucho, Avery. Realmente me importas. Y yo no quiero apresurar las cosas”.

“Hemos estado en esto los últimos cuatro meses”, dijo. “No creo que estemos apresurando nada”.

“Buen punto”, dijo. La besó en la mejilla, luego en el pequeño pedazo de hombro que su camiseta dejaba al desnudo. Sus labios encontraron su cuello y, cuando él la besó allí, pensó que colapsaría allí mismo, y que se llevaría a él consigo.

“¿Ramírez?”, dijo, negándose a utilizar su nombre de pila en broma.

“¿Sí?”, preguntó él, su rostro rozando su cuello y dándole besos.

“Llévame a la habitación”.

La acercГі a su cuerpo, la levantГі y le permitiГі envolver sus piernas alrededor de su cintura. Comenzaron a besarse, y luego Г©l la obedeciГі. La llevГі lentamente a la cama y, para cuando cerrГі la puerta de la habitaciГіn, Avery estaba tan perdida en el momento que ni siquiera la oyГі cerrarse.

Lo Гєnico que veГ­a y sentГ­a eran sus manos, su boca, su cuerpo bien tonificado presionando contra ella.

Él cortó el beso el tiempo suficiente para preguntar: “¿Estás segura de esto?”.

Y si necesitaba una razГіn mГЎs para desearlo, era esa. Г‰l realmente se preocupaba por ella y no querГ­a arruinar lo que tenГ­an.

AsintiГі con la cabeza y lo acercГі a su cuerpo.

Y, por un tiempo, Avery fue una detective de homicidios frustrada, ni una madre, ni una hija que había visto a su madre morir a manos de su padre. No era más que Avery Black… Una mujer como cualquier otra, disfrutando de los placeres que la vida tenía para ofrecer.

Casi ni recordaba cГіmo se sentГ­an estos placeres.

Y, una vez que empezГі a familiarizarse con ellos, se prometiГі a sГ­ misma que nunca se permitirГ­a olvidarlos de nuevo.




CAPГЌTULO TRES


Avery abriГі los ojos y mirГі el techo desconocido por encima de su cabeza. La tenue luz del amanecer entraba por la ventana de la habitaciГіn, iluminando su cuerpo desnudo. TambiГ©n iluminaba la espalda desnuda de RamГ­rez a su lado. Se volviГі y sonriГі. Г‰l todavГ­a estaba dormido, su rostro mirando al otro lado.

Hicieron el amor dos veces la noche anterior, tomГЎndose dos horas entre cada sesiГіn para hacer cena y discutir cГіmo acostarse podrГ­a complicar su relaciГіn de trabajo si no tenГ­an cuidado. Se quedaron dormidos como a la medianoche. Avery habГ­a estado somnolienta y no podГ­a recordar exactamente cuГЎndo se habГ­a quedado dormida, pero sГ­ recordaba su brazo alrededor de su cintura.

Ella quería eso de nuevo… Esa sensación de sentirse querida y segura.  Pensó en pasar sus dedos por la base de su columna (así como también por otros lugares) solo para despertarlo para que pudiera abrazarla.

Pero no tuvo la oportunidad de hacerlo. La alarma mensajera de su telГ©fono sonГі, y tambiГ©n la del de RamГ­rez. Eso solo podГ­a significar una cosa: era un asunto laboral.

RamГ­rez se sentГі rГЎpidamente. Cuando lo hizo, la sГЎbana se deslizГі, revelando todo su cuerpo. Avery le echГі un vistazo, incapaz de resistirse. TomГі su telГ©fono de la mesita de noche y lo mirГі con ojos vidriosos. Mientras lo hacГ­a, Avery tomГі su propio telГ©fono de la pila de ropa en el suelo.

El mensaje de texto era de Dylan Connelly, el supervisor de homicidios de la A1. En la forma tГ­pica de Connelly, el mensaje fue directo al grano:



Encontramos un cuerpo muy quemado. Tal vez traumatismo craneal.

Mueve el culo al terreno de construcciГіn abandonado en la calle Kirkley AHORA.



“Que agradable es despertar a esto”, se quejó.

Ramírez se bajó de la cama, todavía completamente desnudo, y se puso en cuclillas en el suelo a su lado. La acercó a él y le dijo: “Sí, es muy agradable despertar a esto”.

Se apoyГі en Г©l, un poco alarmada por lo contenta que estaba en ese momento. RefunfuГ±Гі de nuevo y se puso de pie.

“Mierda”, dijo Avery. “Vamos a llegar tarde a la escena. Tengo que buscar mi auto y volver a casa para cambiarme”.

“Estaremos bien”, dijo Ramírez mientras empezaba a vestirse. “Le responderé en unos minutos, cuando estemos en camino a buscar tu auto. Tú no respondas aun. Tal vez el sonido del mensaje de texto no te despertó. Tal vez tuve que llamarte para que te despertaras”.

“Eso suena engañoso”, dijo, colocándose su camisa.

“Más bien es inteligente”, dijo.

Se sonrieron el uno al otro mientras terminaron de vestirse. Luego entraron en el baГ±o, donde Avery hizo todo lo posible para arreglar su cabello, mientras que RamГ­rez se cepillГі los dientes. Se apresuraron a la cocina y Avery preparГі rГЎpidamente dos tazones de cereal.

“Como puedes ver, soy una excelente cocinera”, dijo.

La abrazó por detrás y parecía estar inhalando su aroma. “¿Vamos a estar bien?”, preguntó. “Podemos hacer que esto funcione, ¿verdad?”.

“Creo que sí”, dijo. “Intentémoslo”.

Se devoraron sus cereales, pasando la mayor parte del tiempo mirГЎndose, tratando de medir la reacciГіn del otro a lo que habГ­a sucedido la noche anterior. Г‰l se veГ­a igual de feliz que ella.

Salieron por la puerta principal, pero, antes de que Ramírez la cerrara detrás de ellos, se detuvo. “Espera, vuelve adentro por un momento”.

Confundida, dio un paso atrГЎs.

“Adentro, no estamos de servicio. No somos compañeros realmente, ¿cierto?”.

“Cierto”, dijo Avery.

“Así que puedo hacer esto una vez más”, dijo.

Se inclinó y la besó. Fue un beso vertiginoso, uno con la fuerza suficiente para causar que sus rodillas cedieran un poco. Lo empujó a un lado juguetonamente. “Como te dije antes, no empieces”, dijo. “No si no tienes la intención de terminar”.

“Para la próxima”, dijo. Luego salieron y él cerró la puerta detrás de ellos. “Está bien, ahora estamos de servicio. Abre el camino, detective Black”.


***

Siguieron el plan de RamГ­rez. Ella respondiГі el mensaje de texto de Connelly luego de diez y seis minutos. En ese momento, ya estaba cerca de su apartamento y todavГ­a bastante atolondrada por la forma en la que habГ­an salido las cosas la noche anterior. Se las arreglГі para vestirse, tomar cafГ© y salir a la calle de nuevo en menos de diez minutos. El resultado, por supuesto, fue que llegaron a la escena en la calle Kirkley aproximadamente media hora mГЎs tarde que Connelly hubiera preferido.

HabГ­a varios oficiales ya dando vueltas. Todos ellos eran caras conocidas, caras que habГ­a llegado a conocer y respetar desde que se convirtiГі en detective de homicidios. La expresiГіn de sus rostros la hizo entender que esta serГ­a una maГ±ana muy larga y amarga.

Una de las personas que vio fue a Mike O’Malley. Le pareció alarmante que el capitán estuviera aquí tan pronto. Como la cabeza de la mayor parte de la policía de Boston, rara vez era visto en el ajetreo de escenas del crimen comunes, sin importar cuán viles eran. O’Malley estaba hablando con otros dos agentes, uno de los cuales era Finley. Avery respetaba a Finley como oficial, a pesar de que tendía a ser un poco distante para su gusto.

Vio a RamГ­rez de inmediato; charlaba con Connelly en el lado mГЎs lejano del terreno abandonado.

A lo que hizo su camino a RamГ­rez y Connelly, tratГі de analizar la escena lo mejor que pudo. HabГ­a pasado por esta parte de la ciudad varias veces, pero nunca le habГ­a prestado atenciГіn. Era una de las muchas plagas financieras en este extremo de la ciudad, una zona donde desarrolladores entusiastas habГ­an hundido toneladas de dinero en propiedades solo para ver a las propiedades perder su valor y a los compradores potenciales huir. Una vez que los esfuerzos de vivienda llegaron a su fin, la zona volviГі a la ruina. Y parece que encajaba bien con el entorno.

VeГ­a chimeneas gemelas en la distancia, elevГЎndose como gigantes manchados. Ambos produjeron columnas de humo en el aire, dГЎndole a la maГ±ana una sensaciГіn muy nublada, pero solo en esta parte de la ciudad. En el otro lado del terreno abandonado, Avery podГ­a ver los bordes de lo que pudo haber sido una pequeГ±a quebrada prometedora que hubiera pasado por detrГЎs de las propiedades de las casas de clase media alta. Ahora estaba llena de malas hierbas y zarzas. Bolsas de plГЎstico, envoltorios de bocadillos y otra basura estaban atrapadas en las malas hierbas muertas. Los bancos poco profundos eran fangosos y descuidados, aГ±adiendo un nuevo nivel de estancamiento a toda esa ruina.

En general, esta zona se habГ­a convertido en una parte de la ciudad que casi cualquier persona hubiera querido pasar por alto. Avery conocГ­a la sensaciГіn, y dejГі que surtiera efecto mientras se acercaba a RamГ­rez y Connelly. El ГЎrea de inmediato la hizo sentirse agobiada.

“Una zona como esta no puede ser una coincidencia”, pensó. “Si alguien mató aquí o incluso solo arrojó un cuerpo aquí, tiene que tener algún significado… O bien al asesinato o al asesino en sí”.

Inmediatamente a la izquierda de Finley y RamГ­rez, un oficial acababa de terminar de colocar estacas rojas para acordonar una secciГіn rectangular del terreno. Cuando los ojos de Avery cayeron en lo que descansaba dentro de ese rectГЎngulo, la voz de Connelly resonГі desde una distancia corta.

“Mierda, Black… ¿por qué te tardaste tanto?”.

“Lo siento”, dijo ella.  “El zumbido del mensaje de texto no me despertó. Ramírez me llamó y me despertó”.

“Bueno, es obvio que no llegaste tarde porque estabas ocupada arreglándote el pelo o maquillándote”, comentó Connelly.

“Ella no necesita maquillaje”, dijo Ramírez. “Esa mierda es para niñas”.

“Gracias, chicos”, dijo Avery.

“Como sea”, dijo Connelly. “Entonces, ¿qué opinas de esto?”, preguntó, señalando hacia el rectángulo dibujado por las estacas rojas.

Dentro del ГЎrea acordonada, vio lo que asumiГі eran restos humanos. La mayor parte de lo que vio fue una estructura esquelГ©tica, pero parecГ­a brillar. Sin lugar a dudas era un esqueleto que hace muy poco habГ­a sido despojado de su carne. Todo a su alrededor era lo que parecГ­a ser ceniza o algГєn tipo de suciedad. En ciertas partes vio lo que pudo haber sido mГєsculo y tejido, particularmente alrededor de las piernas y las costillas.

“¿Qué demonios pasó?”, preguntó.

“Bueno, esa es una excelente pregunta”, dijo Connelly. “Pero esto es lo que sabemos hasta ahora. Hace como una hora y quince minutos, una mujer que había salido a correr llamó para reportar algo que parecía un extraño ritual satánico. Nos llevó a esto”.

Avery se puso en cuclillas por los marcadores rojos y escudriГ±Гі la zona. Hace una hora y diez minutos. Eso significaba que, si lo negro alrededor del esqueleto era ceniza, este esqueleto habГ­a estado cubierto de piel hace al menos una hora y media. Pero eso no parecГ­a probable. NecesitarГ­a una determinaciГіn y planificaciГіn enfermiza matar a alguien y luego milagrosamente quemarla a nada mГЎs que huesos en un perГ­odo de tiempo corto. De hecho, pensГі que serГ­a casi imposible.

“¿Alguien tiene guantes de evidencia?”, preguntó ella.

“Un segundo”, dijo Ramírez.

Mientras corrГ­a a Finley y los otros oficiales que habГ­an dado un paso atrГЎs para darle espacio a Avery, tambiГ©n notГі un olor en la zona. Era dГ©bil, pero notable. Un olor quГ­mico que era casi como blanqueador para su nariz.

“¿Alguien más huele eso?”, preguntó.

“Algún tipo de químico, ¿cierto?”, preguntó Connelly. “Supusimos que una quemadura inducida por productos químicos es la única forma en la que alguien pudiera freír un cuerpo como este tan rápidamente”.

“No creo que quemó el cuerpo aquí”, dijo.

“¿Cómo puedes estar segura de eso?”, preguntó Connelly.

“No lo estoy”, pensó. “Pero lo único que tiene sentido para mí es muy absurdo”.

“Avery”, dijo Connelly.

“Un segundo”, dijo. “Estoy pensando”.

“Dios…”.

Ella lo ignoró, mirando la ceniza y el esqueleto con un ojo investigativo. “No… el cuerpo no pudo haber sido quemado aquí. No hay marcas de quemaduras alrededor del cuerpo. Una persona en llamas correría salvajemente. Nada de lo que está aquí está quemado en absoluto. Las únicas señales de fuego son estas cenizas. ¿Por qué un asesino quemaría el cuerpo y luego lo traería para acá? Tal vez aquí fue donde tomó a la víctima…”, pensó.

Las posibilidades eran infinitas. Una de las posibilidades era que tal vez el esqueleto era propiedad de un laboratorio mГ©dico y que esta era solo una broma estГєpida y enfermiza. Sin embargo, dada la ubicaciГіn y el descaro del acto, dudaba que ese fuera el caso.

RamГ­rez volviГі con un par de guantes de lГЎtex. Avery se los colocГі y se acercГі a las cenizas. AgarrГі solo un poco con su dedo Г­ndice y pulgar. Se frotГі los dedos y se los llevГі al rostro. OliГі las cenizas y las observГі de cerca. ParecГ­a ceniza estГЎndar, pero percibГ­a un olor quГ­mico.

“Tenemos que analizar esta ceniza”, dijo Avery. “Si utilizó alguna sustancia química, es bastante probable de que aun queden rastros en las cenizas”.

“El equipo forense ya viene en camino”, dijo Connelly.

Avery se puso de pie lentamente y se quitó los guantes de látex. O’Malley y Finley se acercaron, y a Avery no le sorprendió que Finley mantuvo su distancia del esqueleto y las cenizas. Lo miraba como si el esqueleto pudiera saltar y asustarlo en cualquier momento.

“Estoy trabajando con la ciudad para obtener imágenes de todas las cámaras de seguridad dentro de un radio de seis cuadras”, dijo O’Malley. “Como no hay muchas por aquí, no debe tardar mucho”.

“Quizás no sea mala idea obtener también el número de las compañías que venden productos químicos altamente inflamables”, señaló Avery.

“Podrían haber miles de compañías”, dijo Connelly.

“No, tiene razón”, dijo O’Malley. “Esta quemadura no fue realizada con solo un limpiador o spray doméstico. Para mí usó un producto químico concentrado. Finley, ¿puedes empezar a trabajar en eso?”.

“Sí, señor”, dijo Finley, claramente contento de tener una razón para abandonar la escena.

“Black y Ramírez… este es su caso ahora”, dijo O’Malley. “Trabajen con Connelly para armar un equipo lo antes posible”.

“Listo”, dijo Ramírez.

“Y Black, por favor no vuelvas a llegar tardar. Hoy nos retrasaste quince minutos”.

Avery asintiГі, no permitiГ©ndose que lo dicho la provocara y la hiciera discutir. Ella sabГ­a que la mayorГ­a de los hombres por encima de ella seguГ­an tratando de aprovecharse de cualquier cosita para llamarle la atenciГіn. Y no le molestaba eso. Dada su historia sГіrdida, casi se lo esperaba.

Cuando empezГі a alejarse de los marcadores rojos, notГі algo mГЎs a varios metros a la derecha. Lo habГ­a visto cuando se acercГі por primera vez a los restos Гіseos, pero pensГі que solo era basura. Pero ahora, mientras se acercaba mГЎs a los desperdicios, vio lo que parecГ­a ser los fragmentos rotos de algo. ParecГ­a vidrio, posiblemente algo que habГ­a sido cocido en un horno en algГєn momento. Se acercГі, obteniendo una mejor vista de la quebrada turbia y estancada a lo largo de la parte posterior del terreno.

“¿Alguien notó esto?”, preguntó.

Connelly mirГі, apenas interesado.

“Solo es basura”, dijo.

Avery negГі con la cabeza.

“No creo”, dijo.

Se puso los guantes de lГЎtex de nuevo y cogiГі un pedazo. Tras una inspecciГіn mГЎs cercana, vio que el objeto tuvo que haber sido de vidrio, no de un material cerГЎmico. No parecГ­a haber polvo o desgaste en los fragmentos. HabГ­a siete trozos mГЎs grandes, del tamaГ±o de la palma de su mano, y luego un sinnГєmero de pequeГ±as astillas en todo el suelo. Aparte de haber sido destruido, lo que habГ­a sido roto parecГ­a ser bastante nuevo.

“Sea lo que sea, no ha estado aquí por mucho tiempo”, dijo. “Asegúrate de que los forenses lo verifiquen para huellas dactilares”.

“Está bien”, dijo Connelly en un tono que indicaba que no le gustaba tomar órdenes. “Ahora, ustedes dos… Asegúrense de llegar a la A1 en la próxima media hora. Haré algunas llamadas y tendré un equipo esperándolos en la sala de conferencias. Esta escena es reciente, tiene menos de dos horas. Me gustaría atrapar a este pendejo antes de que tenga mucha ventaja”.

Avery le echГі un Гєltimo vistazo al esqueleto. Sin la carne, parecГ­a estar sonriendo. Para Avery, era casi como si el asesino estaba sonriГ©ndole a ella, reprimiendo una risa burlona. Y no era solo ver un esqueleto reciГ©n despojado que la hacГ­a sentir aprensiГіn y fatalidad. Era la ubicaciГіn, los montГ­culos casi perfectamente esculpidos de ceniza alrededor de los huesos, los restos ocultos y el olor quГ­mico.

Todo parecГ­a apuntar a algo preciso. SeГ±alaba una gran intenciГіn y planificaciГіn. Para Avery, eso solo podГ­a significar una cosa: la persona que hizo esto sin duda lo harГ­a de nuevo.




CAPГЌTULO CUATRO


Cuarenta minutos despuГ©s, Avery entrГі en la sala central de conferencias de la sede de la A1. Ya estaba llena de una variedad de agentes y expertos, doce en total, y conocГ­a a la mayorГ­a de ellos, aunque no tan bien como RamГ­rez o Finley. Supuso que eso era su culpa. DespuГ©s de que RamГ­rez habГ­a sido asignado como su compaГ±ero, no se habГ­a esforzado en hacer amigos. ParecГ­a que era algo tonto para una detective de homicidios.

A lo que todos se sentaron alrededor de la mesa (salvo Avery, que siempre preferГ­a estar de pie), uno de los oficiales que no conocГ­a comenzГі a repartir copias impresas de la informaciГіn escasa que tenГ­an hasta los momentos: imГЎgenes de la escena del crimen y una hoja de viГ±etas de lo que sabГ­an acerca de la escena. Le pareciГі breve despuГ©s de leerla.

NotГі que RamГ­rez se sentГі frente a ella. Lo mirГі y se dio cuenta de que ella instintivamente habГ­a dado un paso para acercarse a Г©l. TambiГ©n se dio cuenta de que querГ­a descansar su mano sobre su hombro, solo para tocarlo. RetrocediГі, dГЎndose cuenta de que Finley estaba mirГЎndola curiosamente.

“Mierda”, pensó. “¿Es tan obvio?”.

Se ocupó en releer las notas. Mientras lo hacía, O’Malley y Connelly entraron en la sala. O’Malley cerró la puerta y se dirigió al frente de la sala. Antes de que empezara a hablar, los murmullos y las conversaciones dentro de la habitación llegaron a su fin. Avery lo observó con gran aprecio y respeto. Él era el tipo de hombre que podía tomar las riendas simplemente aclarándose la garganta o dejando que se hiciera evidente que estaba a punto de hablar.

“Gracias por agruparse tan rápido”, dijo O’Malley. “Tienen en sus manos todo lo que sabemos acerca de este caso hasta el momento, con una excepción. Hice que los trabajadores de la ciudad me ubicaran todas las imágenes de las cámaras de semáforos de la zona. Dos de las cuatro cámaras muestran a una mujer paseando a su perro. Y eso es todo lo que tenemos”.

“Hay otra cosa”, dijo uno de los oficiales sentados en la mesa. Avery sabía que el nombre de este hombre era Mosely, pero no sabía nada más. “Me enteré dos minutos antes de entrar en esta reunión que recibimos una llamada esta mañana de un hombre de edad que alegó que vio lo que describió como �un hombre alto y espeluznante’ caminando en esa zona. Dijo que estaba metiéndose una especie de bolsa abajo de un abrigo largo. Tomaron nota de su llamada, pero supusieron que era solo un viejo entrometido sin nada mejor que hacer. Pero cuando nos llegó este caso de quemadura esta mañana, me avisaron de la llamada”.

“¿Tenemos la información de contacto de este anciano?”, preguntó Avery.

Connelly le lanzГі una mirada molesta. SuponГ­a que Г©l pensaba que estaba hablando fuera de turno, a pesar de que Г©l le habГ­a dicho hace no mГЎs de cuarenta y cinco minutos que esta era su caso.

“Sí”, respondió Mosely.

“Quiero que alguien lo llame justo después de que termine esta reunión”, dijo O’Malley. “Finley… ¿Cómo vamos con la lista de lugares que venden productos químicos que pueden quemar fuertemente en muy poco tiempo?”.

“Encontré tres lugares dentro de treinta kilómetros. Dos de ellos me enviarán una lista de los productos químicos que podrían hacer tal cosa y si los mantienen en stock por correo electrónico”.

Avery escuchГі el vaivГ©n, tomando notas mentales y tratando de clasificarlas en las ranuras apropiadas. Con cada nuevo pedacito de informaciГіn, mГЎs sentido tenГ­a la escena del crimen extraГ±a de esta maГ±ana. Aunque, en realidad, no habГ­a mucho que analizar en este momento.

“Aún no sabemos quién es la víctima”, dijo O’Malley. “Tendremos que utilizar los registros dentales a menos que podamos hacer alguna conexión con las imágenes de las cámaras”. Luego miró a Avery y le hizo un gesto para que se acercara al frente de la mesa. “La detective Black está a cargo de este caso, así que todo lo que encuentren de aquí en adelante irá directamente a ella”.

Avery se fue al frente y examinó la mesa. Miró a Jane Parks, una de las investigadoras forenses principales. “¿Tenemos algún resultado de los fragmentos de vidrio?”, preguntó.

“Todavía no”, dijo Parks. “Sabemos con certeza que no hay huellas dactilares. Todavía estamos tratando de descifrar qué era el objeto. Hasta ahora solo podemos imaginar que podría haber sido algún tipo de objeto que no está nada relacionado con el crimen”.

“¿Y cuál es la opinión de los forenses sobre el incendio?”, preguntó Avery. “¿También estás de acuerdo en que esto no fue un incendio casual?”.

“Sí. La ceniza todavía está siendo estudiada, pero es obvio que ningún fuego estándar puede quemar carne humana así. Ni siquiera había restos calcinados en los huesos y los huesos en sí casi parecían prístinos, sin signos de quemazón”.

“Y ¿puedes describirnos cómo podría ser el proceso habitual de quemar un cuerpo?”, preguntó Avery.

“Bueno, quemar un cuerpo no es nada típico a menos que estés cremándolo”, dijo Parks. “Pero digamos que un cuerpo está atrapado en una casa en llamas y se prende fuego de esa manera. La grasa corporal actúa como una especie de combustible una vez que la piel se quema, lo que mantiene el fuego encendido. Casi como una vela, ¿entiendes? Pero esta quemadura fue rápida… Probablemente tan intensa que vaporizó la grasa antes de que incluso pudiera actuar como un combustible”.

“¿Cuánto tiempo se tardaría un cuerpo en quemarse hasta los huesos?”, preguntó Avery.

“Bueno, hay varios factores determinantes”, dijo Parks. “Pero entre cinco a siete horas es un número exacto. Las incineraciones lentas y controladas, como las utilizadas en crematorios, pueden tardar hasta ocho horas”.

“¿Y este cuerpo se quemó en menos de hora y media?”, preguntó Connelly.

“Sí, ese es el supuesto”, dijo Parks.

La sala de conferencias fue inundada de murmullos de disgusto y asombro. Avery entendГ­a. Era difГ­cil darle sentido a todo esto.

“O el cuerpo fue quemado en otro lugar y los restos fueron vertidos en ese terreno esta mañana”, dijo Avery.

“Pero ese esqueleto… era nuevo”, dijo Parks. “No estuvo mucho tiempo sin su piel, músculos y tejidos”.

“¿Hace cuánto tiempo crees que el cuerpo fue quemado?”, preguntó Avery.

“Hace no más de un día”.

“Así que el asesino tuvo que haber planificado e investigado bien”, dijo Avery. “Seguramente sabe mucho de quemar cuerpos. Y como no hizo ningún intento de ocultar los restos y mató a la víctima de una manera tan sorprendente… eso indica un par de cosas. Y lo que más temo es que este es probablemente el primer asesinato de muchos por venir”.

“¿Qué quieres decir con eso?”, preguntó Connelly.

SintiГі la mirada penetrante de todos los presentes.

“Que probablemente fue obra de un asesino en serie”.

Un silencio tenso inundГі la sala.

“¿De qué estás hablando?”, preguntó Connelly. “No hay ninguna evidencia que respalde eso”.

“Nada obvio”, admitió Avery. “Quería que los restos fueran encontrados. No hizo nada para esconderlos en el terreno. Hay un arroyo justo atrás de la propiedad. Pudo haber vertido los restos allí. También había ceniza. ¿Por qué verter la ceniza en la escena cuando fácilmente pudo haberlas desechado en casa? La planificación y el método del asesinato definitivamente le ocasionaron gran orgullo y placer. Él quería que los restos fueran encontrados y analizados. Y eso indica un asesino en serie”.

SentГ­a las miradas de todos, y sabГ­a que estaban pensando lo mismo que ella: esto estaba evolucionando rГЎpidamente de un caso raro que implicaba una cremaciГіn improvisada a una bГєsqueda urgente de un asesino en serie.




CAPГЌTULO CINCO


DespuГ©s de la tensiГіn de la reuniГіn, Avery estaba contenta de encontrarse a sГ­ misma de vuelta al volante de su auto con RamГ­rez en el asiento del pasajero. HabГ­a un silencio un poco extraГ±o entre ellos que la ponГ­a nerviosa. ВїRealmente habГ­a sido tan ingenua en pensar que acostarse no alterarГ­a su relaciГіn de trabajo?

“¿Fue un error?”.

Estaba empezando a sentir que sГ­. El hecho de que el sexo habГ­a sido alucinante lo hacГ­a difГ­cil de aceptar.

“¿Podemos hablar de anoche, ya que tenemos un poco de tiempo?”, preguntó Ramírez.

“Sí”, dijo Avery. “¿De qué quieres hablar?”.

“Bueno, a riesgo de sonar como un hombre estereotípico, me preguntaba si era una sola ocurrencia, o si lo haremos de nuevo”.

“No lo sé”, dijo Avery.

“¿Ya estás arrepentida?”, preguntó.

“No”, dijo. “Nada de arrepentimientos. Es que, en ese momento, no estaba pensando en cómo afectaría nuestra relación de trabajo”.

“Creo que no nos afectará negativamente”, dijo Ramírez. “Fuera de broma, llevábamos meses en esta tensión sexual. Finalmente hicimos algo al respecto, así que la tensión debe desaparecer, ¿cierto?”.

“Sí”, dijo Avery con una sonrisa maliciosa.

“¿Tú todavía sientes tensión?”, dijo Ramírez.

Ella pensó por un momento y luego se encogió de hombros. “No lo sé. Y, francamente, no estoy segura de estar lista para hablar de ello”.

“Eso es justo. Estamos casi en el medio de lo que parece ser un caso muy jodido”.

“Sí, tienes razón”, dijo. “¿Recibiste el correo electrónico de la A1? ¿Qué más sabemos acerca de nuestro testigo salvo su dirección?”.

Ramírez miró su teléfono y buscó el correo electrónico. “Lo tengo”, dijo. “Nuestro testigo se llama Donald Greer, de ochenta y un años de edad. Jubilado. Vive en un apartamento como a unos trescientos metros de la escena del crimen. Es un viudo que trabajó durante cincuenta y cinco años como supervisor de un astillero después de que le reventaran dos dedos de los pies en Vietnam”.

“¿Y cómo vio al asesino?”, preguntó Avery.

“Aún no lo sabemos. Pero supongo que es nuestro trabajo averiguarlo, ¿o no?”.

“Correcto”, dijo ella.

El silencio cayГі sobre ellos de nuevo. Ella sintiГі el instinto de extender y tomar su mano, pero no lo hizo. Lo mejor era mantener las cosas estrictamente profesionales. Tal vez acabarГ­an juntos en la cama de nuevo y tal vez las cosas hasta progresarГ­an a mГЎs que eso, a algo mГЎs emocional y concreto.

Pero nada de eso importaba ahora. Ahora tenГ­an un trabajo que hacer y todo lo personal tendrГ­a que ser puesto en espera.


***

Donald Greer aparentaba sus ochenta y un aГ±os de edad. Su cabello blanco y sus dientes estaban un poco decolorados por la edad y una atenciГіn inadecuada. Sin embargo, era evidente que estaba contento de tener compaГ±Г­a a lo que invitГі a Avery y RamГ­rez a pasar a su casa. Cuando les sonriГі, su sonrisa fue tan genuina y amplia que la afecciГіn desagradable de sus dientes pareciГі desaparecer.

“¿Quieren café o té?”, les preguntó a lo que entraron.

“No, gracias”, dijo Avery.

En algГєn otro lugar de la casa, un perro ladrГі. Era un perro pequeГ±o, y su ladrido sugerГ­a que podrГ­a ser igual de viejo que Donald.

“¿Vinieron por el hombre que vi esta mañana?”, preguntó Donald. Se dejó caer en un sillón en la sala de estar.

“Sí, señor”, dijo Avery. “Nos dijeron que vio a un hombre alto que parecía estar escondiendo algo bajo su…”.

El perro que se encontraba en algГєn lugar de la parte trasera del apartamento comenzГі a ladrar de nuevo. Sus ladridos eran ruidosos.

“¡Cállate, Daisy!”, dijo Donald. La perra se quedó en silencio, dando un pequeño gemido. Donald negó con la cabeza y se echó a reír. “Daisy ama la compañía”, dijo. “Pero está vieja y tiende a orinarle a la gente cuando se emociona demasiado, así que tuve que encerrarla para su visita. Estaba paseando con ella esta mañana cuando vi al hombre”.

“¿Cuánta distancia recorren cuando van de paseo?”, preguntó Avery.

“Daisy y yo caminamos al menos dos kilómetros casi todas las mañanas. Mi corazón no es tan fuerte como antes. El doctor dice que necesito caminar tanto como sea posible. También me ayuda con mis articulaciones”.

“Entiendo”, dijo Avery. “¿Toman la misma ruta cada mañana?”.

“No. La cambiamos de vez en cuando. Tomamos cinco rutas diferentes”.

“¿Y dónde estuvo cuando vio al hombre esta mañana?”.

“En Kirkley. Daisy y yo acabábamos de cruzar en la esquina de la calle Spring. Esa parte de la ciudad siempre está vacía en las mañanas. Unos camiones por aquí y allá, pero eso es todo. Creo que hemos pasado solo a dos o tres personas en Kirkley en el último mes… y todas estaban paseando a sus perros. Aquí ni siquiera se ven esas personas masoquistas que les gusta correr”.

Era evidente por la forma en la que charlaba que Donald Greer no recibГ­a muchos visitantes. Era demasiado hablador y hablaba en una voz muy alta. Avery se preguntГі si era porque la edad habГ­a afectado su capacidad para oГ­r o si sus oГ­dos se habГ­an daГ±ado por los ladridos de Daisy.

“¿Y este hombre iba o venía?”, preguntó Avery.

“Creo que venía. No estoy seguro. Iba muy adelante de mí y pareció parar por un segundo cuando llegué a Kirkley. Creo que él sabía que yo estaba allí, detrás de él. Empezó a caminar de nuevo, más o menos rápido, y luego solo desapareció en la niebla. Tal vez tomó una de las calles laterales a lo largo de Kirkley”.

“¿Estaba paseando un perro?”, preguntó Ramírez.

“No. Lo hubiera sabido. Daisy se enfurece cuando ve a otro perro o incluso cuando huele uno en la zona. Pero se quedó tranquilita”.

“¿Tiene usted alguna idea de lo que podría haber estado llevando en el abrigo que dijo que llevaba puesto?”.

“No lo vi”, dijo Donald. “Solo lo vi moviendo algo debajo del abrigo. La niebla de esta mañana fue terrible”.

“¿Y el abrigo que llevaba puesto?”, preguntó Avery. “¿De qué tipo era?”.

Antes de que pudiera responder, fueron interrumpidos por el telГ©fono celular de RamГ­rez. Г‰l contestГі y se alejГі, hablando en voz baja en el mismo.

“El abrigo era como uno de esos largos y lujosos de color negro que los empresarios usan a veces. De los que llegan hasta las rodillas”.

“Parecido a un sobretodo”, dijo Avery.

“Sí”, dijo Donald.

Avery se estaba quedando sin preguntas, sintiГ©ndose bastante segura de que esta entrevista con su Гєnico testigo era un fracaso. TratГі de pensar en otra pregunta relevante cuando RamГ­rez volviГі a entrar en la habitaciГіn.

“Necesito irme”, dijo Ramírez. “Connelly me necesita en Boston College”.

“Está bien”, dijo Avery. “Creo que ya terminamos de todos modos”. Se volvió a Donald y dijo: “Sr. Greer, muchas gracias por su tiempo”.

Donald saliГі a la entrada del edificio de apartamentos y los despidiГі con la mano cuando se metieron en el auto.

“¿Irás conmigo?”, preguntó Ramírez cuando se dirigían por la calle.

“No”, dijo. “Creo que voy a volver a la escena del crimen”.

“¿A la calle Kirkley?”, dijo.

“Sí. Puedes tomar el auto para hacer lo que Connelly te pidió. Tomaré un taxi de vuelta a la oficina central”.

“¿Estás segura?”.

“Sí. No es como si tuviera otra cosa…”.

“¿Qué?”.

“¡Mierda!”.

“¿Qué pasa?”, preguntó Ramírez, preocupado.

“Rose. Se suponía que pasaría el rato con Rose esta tarde. Hice un gran alboroto sobre un día de chicas. Y parece que eso no va a suceder. Tendré que decepcionarla otra vez”.

“Ella lo entenderá”, dijo Ramírez.

“No. No, lo hará. Siempre le hago esto”.

RamГ­rez no tenГ­a respuesta para eso. No dijeron nada hasta que llegaron a la calle Kirkley. RamГ­rez detuvo el auto a un lado de la calle, justo enfrente de la escena del crimen de esa maГ±ana.

“Ten cuidado”, dijo Ramírez.

“Lo haré”, dijo. Se sorprendió a sí misma cuando se inclinó y lo besó brevemente en la boca.

Luego se bajГі del auto y comenzГі a estudiar la escena inmediatamente. Estaba tan centrada y en la zona que apenas se dio cuenta cuando RamГ­rez se fue.




CAPГЌTULO SEIS


DespuГ©s de mirar fijamente la escena por un momento, Avery se volviГі y mirГі por la calle. Sus ojos siguieron el camino que Donald Greer debiГі haber tomado, todo el camino a su derecha, hasta la intersecciГіn de Kirkley con la calle Spring. Ella caminГі por la calle, llegГі a la intersecciГіn y luego se volviГі.

Varios pensamientos entraron en su mente a lo que comenzГі a caminar hacia adelante. ВїEl asesino habГ­a estado a pie todo el tiempo? Y, si es asГ­, Вїpor quГ© habГ­a entrado por la calle Spring, una calle igual de desГ©rtica que Kirkley? O tal vez habГ­a llegado en auto. Si ese fue el caso, Вїen dГіnde se estacionГі? Si la niebla estuvo lo suficientemente espesa, quizГЎs se estacionГі en cualquier lugar a lo largo de Kirkley y nadie lo vio.

Si el hombre del abrigo negro y largo era de hecho el asesino, habГ­a caminado por esta misma ruta hace menos de ocho horas. Ella tratГі de imaginar la escena envuelta en la niebla espesa de la maГ±ana. No fue difГ­cil de hacer debido a que era un ГЎrea tan desolada de la ciudad. Mientras caminaba lentamente hacia el terreno donde encontraron los huesos y los fragmentos, mantuvo los ojos abiertos para lugares que el hombre pudo haber usado para alejarse de la vista.

HabГ­a un montГіn de ellos. HabГ­a seis terrenos vacГ­os y dos calles laterales en las que el hombre pudo haberse escondido. Si la niebla habГ­a sido lo suficientemente espesa, cualquiera de esos lugares hubiera sido perfecto.

Eso planteaba una idea interesante. Si el hombre se escondiГі en una de esas ГЎreas, dejГі que Donald Greer pasara sin molestarlo. Eso eliminaba la posibilidad de que el asesinato fue un acto de pura violencia. La mayorГ­a de las personas capaces de ese tipo de violencia no habrГ­an permitido que Donald pasara tan fГЎcilmente. De hecho, Donald se habrГ­a convertido en una vГ­ctima en la mayorГ­a de los casos.

Si necesitaba mГЎs pruebas de que el cuerpo habГ­a sido quemado en otro lugar, esta idea se la has habГ­a dado. Tal vez el artГ­culo que el hombre habГ­a estado moviendo debajo de su abrigo habГ­a sido un recipiente que contenГ­a los restos que habГ­a vertido en el terreno.

TenГ­a mucho sentido, y ella poco a poco empezГі a sentir una sensaciГіn de realizaciГіn. Al fin estaba avanzando.

Se dirigió al terreno donde fueron encontrados los restos. Siempre eficiente y rápido, O’Malley ya había sacado a los policías de la escena. Supuso que había hecho esto tan pronto como los forenses habían llegado a recoger los restos.

Se dirigiГі al lugar donde los huesos y cenizas habГ­an sido arrojados y simplemente se quedГі allГ­, mirando a su alrededor. La zona pantanosa detrГЎs del terreno estaba mГЎs visible que nunca. Estaba muy cerca y era mucho menos abierta que el terreno. Entonces, Вїpor quГ© alguien verterГ­a los huesos en el medio del terreno en lugar de un arroyo lleno de malas hierbas? ВїPor quГ© pondrГ­a restos en plena intemperie en lugar de botarlas en el barro y el agua estancada?

Era una pregunta que ya habГ­a considerado. Y, en su mente, la respuesta era la prueba de que se trataba de un asesino en serie.

“Porque quiere que la gente vea su trabajo. Está orgulloso y tal vez es un poco arrogante”.

TambiГ©n pensaba que podrГ­a ser inteligente. El uso de la niebla para esconderse indicaba que habГ­a planeado las cosas muy bien. TendrГ­a que ser persistente y verificar bastante el tiempo para asegurarse de que habrГ­a mucha niebla. TambiГ©n tenГ­a que conocer la zona relativamente bien. TendrГ­a que haber planificado bastante.

Y el fuego… tendría que saber bastante del fuego. Quemar un cuerpo de esa forma sin carbonizar ni dañar los huesos de otra forma indicaba dedicación y paciencia. El asesino realmente tendría que saber mucho sobre el fuego y el proceso de quemar.

“Quemar”, pensó. “Fuego”.

Mientras estudiaba la escena del crimen y visualizaba al asesino de pie en este mismo lugar, sentГ­a como si le faltara algo, alguna pista crucial que tenГ­a justo en frente pero que no podГ­a ver. Pero lo Гєnico que habГ­a para ver era la zona pantanosa y barrosa en la parte trasera de la propiedad, asГ­ como el pequeГ±o cuadrado de espacio en el que una pobre vГ­ctima habГ­a sido abandonada como si no fuera nada mГЎs que basura.

MirГі alrededor del terreno vacГ­o de nuevo y se preguntГі si la ubicaciГіn de los restos no era tan importante como ella pensaba. Si el asesino estaba usando el fuego como una forma de enviarle un mensaje a alguien (ya sea a la vГ­ctima o a la policГ­a), tal vez necesitaba enfocarse en eso.

Con una idea en mente, sacГі su telГ©fono y llamГі a la compaГ±Г­a de taxis mГЎs cercana para salir de allГ­. DespuГ©s de finalizar la llamada, se metiГі en sus contactos y se quedГі mirando el nombre de su hija durante unos segundos.

“Lo siento mucho, Rose”, pensó.

PresionГі LLAMAR y llevГі el telГ©fono a su oГ­do mientras su corazГіn se rompiГі un poco.

Rose respondiГі despuГ©s del tercer timbre. Sonaba muy feliz. Avery pudo escuchar mГєsica suave en el fondo. PodГ­a imaginarse a Rose preparГЎndose para su tarde y se odiГі a sГ­ misma un poco.

“Hola, mamá”, dijo Rose.

“Hola, Rose”.

“¿Cómo estás?”.

“Rose…”, dijo. Estaba a punto de llorar. Miró el terreno baldío detrás de ella, tratando de convencerse de que tenía que hacer esto y que Rose lo entendería algún día.

Sin que Avery tuviera que decir una palabra más, Rose aparentemente se percató de lo sucedido. Dejó escapar una risa enojada. “Perfecto”, dijo Rose, la alegría ahora ausente en su voz. “Mamá, ¿me estás jodiendo ahora mismo?”.

Avery habГ­a oГ­do a Rose maldecir antes, pero esta vez fue como una daga a su corazГіn porque se lo merecГ­a.

“Rose, tengo un nuevo caso. Uno muy grave y tengo que…”.

“Sé lo que tienes que hacer”, dijo Rose. No gritó. Ni siquiera levantó la voz. Y, de alguna manera, eso era mucho peor.

“Rose, no es mi culpa. No me esperaba esto. Cuando hice esos planes contigo, estaba completamente libre. Pero ahora pasó esto y… bueno, las cosas cambian”.

“Supongo que lo hacen a veces”, dijo Rose. “Pero no contigo. Contigo las cosas no cambian… bueno, cuando se trata de mí, de todos modos”.

“Rose, eso no es justo”.

“¡Ni se te ocurra decirme lo que no es justo en este momento! ¿Y sabes qué, mamá? Solo olvídalo. Olvídate de este momento y los demás en los que quieras pretender que eras buena madre. Simplemente no es nuestro destino”.

“Rose…”.

“Lo entiendo, mamá. De verdad. Pero ¿sabes lo horrible que es tener a una mujer así como madre… una mujer dura con un trabajo exigente? Una mujer que respeto… ¿pero una mujer que me decepciona una y otra vez?”.

Avery no tenГ­a idea quГ© decir. Aunque eso no importaba, porque Rose estaba harta.

“Adiós, mamá. Sin embargo, gracias por avisarme por adelantado. Supongo que es mejor que ser plantada”.

“Rose, yo…”.

Pero la lГ­nea se cortГі.

Avery se metiГі el telГ©fono en su bolsillo y respirГі profundamente. Una lГЎgrima rodГі por su ojo derecho y se la limpiГі lo mГЎs rГЎpido que pudo. Luego caminГі resueltamente hacia el ГЎrea que habГ­a sido acordonada con cinta policial esa maГ±ana y se la quedГі mirando por mucho tiempo.

“Fuego”, pensó. “Tal vez sea algo más que lo que el asesino está utilizando para sus actos. Tal vez sea simbólico. Tal vez el fuego ofrece un pista mayor que lo demás”.

Mientras esperaba que llegara el taxi, pensГі en el fuego y quГ© clase de persona podrГ­a utilizarlo para enviar algГєn tipo de mensaje. Sin embargo, era difГ­cil analizarlo, ya que sabГ­a muy poco sobre el incendio provocado.

“Necesitaré a otra persona con otra perspectiva”, pensó.

Y con ese pensamiento, sacó su teléfono y llamó a la sede de la A1. Pidió que la comunicaran con Sloane Miller, la psicóloga de los oficiales y detectives de la A1. Sloane sería la indicada… Podría entrar en la mente de un asesino obsesionado con fuego.




CAPГЌTULO SIETE


Avery estaba de vuelta en la sede de la A1 media hora más tarde. Al entrar, no tomó el ascensor hasta su oficina. En cambio, se quedó en el primer piso y se dirigió hacia la parte trasera del edificio. Había estado aquí antes, cuando había recibido la orden de hablar con Sloane Miller durante su último gran caso que la había afectado de una forma que aún no comprendía. Pero ahora estaba de visita por otra razón… para conocer a fondo la mente de un asesino. Y esta visita se sentía más natural porque estaba en su elemento.

LlegГі a la oficina de Sloane y se sintiГі aliviada al encontrar la puerta entreabierta. Sloane no tenГ­a un horario fijo y mГЎs bien atendГ­a las solicitudes de la fuerza policial a medida que las iba recibiendo. Cuando Avery tocГі su puerta, oyГі a Sloane tecleando algo en su portГЎtil.

“Adelante”, dijo Sloane.

Avery pasГі, sintiГ©ndose mucho mГЎs a gusto que la Гєltima vez que habГ­a venido a ver a Sloane. AquГ­ en su oficina, en lugar del lugar que usaba para atender a sus pacientes, las cosas eran un poco mГЎs formales.

“Ah, detective Black”, dijo Sloane con alegría genuina a lo que levantó la mirada de su portátil. “¡Me da mucho gusto verte! Me alegró saber de ti cuando llamaste. ¿Cómo has estado?”.

“Las cosas van bien”, dijo Avery. Pero, en el fondo de su mente, sabía que Sloane aprovecharía la oportunidad de analizar sus problemas con Rose y su relación complicada con Ramírez.

“¿Qué se te ofrece?”, preguntó Sloane.

“Bueno, estaba esperando que me dieras tu perspectiva sobre un tipo de personalidad en particular. Estoy llevando un caso que involucra a un hombre que estamos bastante seguros de que quema a sus víctimas. Dejó solo huesos y cenizas en la escena del crimen, huesos limpios, no carbonizados ni dañados. También nos percatamos de un olor químico en el aire… procedente de las cenizas, creo. Es bastante claro que sabe lo que está haciendo. Él sabe cómo quemar un cuerpo, y eso me parece un conocimiento muy específico. Pero no creo que esté usando el fuego únicamente como una herramienta para sus actos. Necesito saber qué clase de persona no solo utilizaría el fuego para eso, sino como un símbolo”.

“La idea de que esté utilizando el fuego como un símbolo es una gran deducción”, dijo Sloane. “En un caso como este, casi puedo garantizar que eso es lo que está pasando. Creo que podrías estar tratando con alguien que tiene un interés o tal vez incluso un historial con incendio provocado. Tal vez tuvo un trabajo o un pasatiempo relacionado con fuego. Los estudios han demostrado que hasta los niños que están fascinados con fogatas o fósforos muestran señales de interés en actos relacionados con incendios provocados”.

“¿Qué puedes decirme acerca de este tipo de personalidad que podría ayudarnos a atraparlo más pronto que tarde?”.

“En primer lugar, tendría problemas mentales, pero nada demasiado grave. Podría ser algo tan simple como una tendencia a la ira, incluso en la más inocente de las situaciones. Probablemente no tenga mucha educación. La mayoría de los incendiarios reincidentes no se gradúan de la escuela secundaria. Algunos lo ven como una forma de rebelarse contra un sistema que nunca pudieron entender, la idiotez esa de que “algunos hombres solo quieren ver el mundo arder”. Algunos dirán que provocan incendios como un acto de venganza, pero nunca pueden definir de qué se quieren vengar.

Por lo general se sienten aislados o apartados del mundo. Así que es bastante probable que estés buscando bien sea un hombre soltero o un hombre que forma parte de un matrimonio sin amor. Para mí, es probable que viva solo en una casa pequeña, que pasa mucho tiempo en un despacho, sótano o garaje de algún tipo”.

“¿Y qué sucede cuando mezclas todo eso con alguien que claramente no le importa matar personas?”.

“Eso dificulta las cosas”, admitió Sloane. “Pero creo que las mismas reglas aplican. A los incendiarios usualmente les gusta que la gente vea su trabajo. Prender fuegos es una manera de llamar la atención. Casi se sienten orgullosos de ello, como si fuera algo que ellos crearon. En lo que respecta al hecho que tu sospechoso dejó restos… eso es extraño. Supongo que podría estar relacionado con estudios que indican que algunos incendiarios visitan las escenas de sus fuegos para ver a los bomberos apagarlos. El incendiario ve a los bomberos trabajando duro y siente que hizo que eso sucediera, que el incendiario está controlando a los bomberos en cierto sentido”.

“¿Entonces crees que nuestro sospechoso pudiera estar cerca, observando?”.

Sloane lo consideró por un momento y luego se encogió de hombros. “Ciertamente es una posibilidad. Sin embargo, la precisión con la que dijiste que está quemando los cuerpos me hace pensar que este tipo también es paciente y organizado. No creo que haría algo tan tonto como volver a visitar la escena del crimen”.

“Paciente y organizado”, pensó Avery. “Esto coincide con su excelente planificación, el uso de la niebla como cobertura para llegar a sus víctimas y verter los restos”.

PensГі en la forma en la que los huesos casi habГ­an sido puestos en exhibiciГіn, casi igual de chocante y obvio como un fuego desatado.

“¿Qué piensas del caso hasta ahora?”, preguntó Sloane.

“Pienso que es un asesino en serie. Creemos que esta es su primera víctima, pero la forma flagrante en la que exhibió los restos me molesta. Más que eso, hay algo muy organizado sobre tomar a una víctima, quemarla por completo y luego verter los restos de una manera específica. Son tendencias de un asesino en serie”.

“Estoy de acuerdo con eso”, dijo Sloane.

“Quisiera que algunos de los hombres con los que trabajo fueran tan brillantes”, dijo Avery con una sonrisa.

“¿Cómo te has sentido últimamente, Avery? Nada de mentiras, por favor”.

“Estoy bien en general. Por primera vez en mi vida, mis problemas parecen normales en comparación con mi pasado”.

“¿Qué tipo de problemas normales?”, preguntó Sloane.

“Problemas con mi hija. Una relación complicada con un hombre”.

“Los peligros de una mujer que trabaja duro”.

Avery sonrió, aunque sintió que una conversación más profunda se aproximaba. Esta era la razón por la cual suspiró internamente cuando su teléfono sonó en ese momento. Se lo sacó del bolsillo y vio el número de Connelly. “Tengo que atender esta llamada”.

Ella asintiГі.

Avery saliГі de la oficina y contestГі la llamada en el pasillo.

“Black, no dejes que esto se te suba a la cabeza, pero tienes razón. Ya analizaron los registros dentales de los restos. Acertaste. La víctima es Keisha Lawrence. Treinta y nueve años de edad y vivía a dos kilómetros de la zona”.

“¿Qué más sabemos?”, dijo Avery, haciendo caso omiso de los cumplidos.

“Lo suficiente como para comenzar”, dijo. “Ahora sabemos con certeza que no tenía familia inmediata en la zona. La única persona de interés que tenemos es un novio y su madre, que murió hace muy poco”.

“¿Ya hablaron con el novio?”.

“Ya asigné a alguien a la tarea. Ya busqué sus antecedentes. Tiene muchos antecedentes penales de abuso doméstico y peleas en bares. Un excelente tipo, por lo visto”.

“¿Quieres que hable con él después que lo haga el agente que asignaste?”.

“Sí… ve a hablar con ese pendejo. Llamaré a Ramírez y lo sacaré de la tarea en el Boston College. Será todo tuyo por el resto del día”.

ВїEso fue sarcasmo en su voz? Estaba bastante segura de que sГ­. O era eso, o estaba paranoica.

“Tu vida sexual no es tan relevante”, pensó. “No te hagas la importante”.

“Apúrate, Black”, dijo Connelly. “Atrapemos a este tipo antes de que encontremos otra pila de huesos”.

Avery finalizГі la llamada y se apresurГі al garaje para tomar un auto. PensГі en lo que Sloane le dijo, que los incendiarios a menudo veГ­an a los bomberos trabajando, sintiendo que estaban controlГЎndolos de cierta forma.

“Tal vez tenemos que añadir �voyeur’ a la lista de las características potenciales del sospechoso”, pensó.

En cuanto al hecho de que los incendiarios querían sentir que estaban controlando las personas que trabajaban para comprender sus crímenes… Avery Black no era bombera y obviamente no le gustaba la sensación de que alguien estuviera controlándola.

SaliГі del garaje rГЎpidamente, los neumГЎticos chillando de la velocidad. El novio de Keisha Lawrence era su primera pista real en este caso y Avery querГ­a visitarlo antes de que cualquier otra persona lo hiciera.




CAPГЌTULO OCHO


Avery se estacionГі en frente al apartamento del novio justo cuando RamГ­rez se estaba bajando de su propio auto delante de ella. Le sonriГі, una sonrisa diferente a la que estaba acostumbrada. Aunque no querГ­a admitirlo, estaban compenetrГЎndose de una forma que era mucho mГЎs profunda que una simple asociaciГіn laboral.

“¿Cómo te fue en la universidad?”, preguntó Avery a lo que se encontraron en las escaleras.

“Fue sofocante. Una protesta estúpida. ¿Qué tenemos aquí?”.

“Novio con un pasado agresivo. Antecedentes penales de abuso. Recibí una llamada en el camino. Me dijeron que se portó mal con la policías que le dieron la noticia”.

“Entonces esto será divertido”, dijo Ramírez.

Avery asintiГі cuando empezaron a subir las escaleras. TocГі el timbre y escuchГі pasos pesados acercГЎndose a la puerta. En cuestiГіn de segundos, un hombre corpulento abriГі la puerta. Era grueso, pero era evidente por sus grandes mГєsculos que iba al gimnasio. TenГ­a varios tatuajes en ambos brazos, uno de los cuales era de una mujer desnuda montando un crГЎneo.

“¿Sí?”, dijo, sonando más irritado que triste.

“¿Usted es Adam Wentz?”, preguntó Avery.

“¿Quién lo pregunta?”.

Avery le mostró su placa y dijo: “Soy la detective Black y este es el detective Ramírez. Queremos hacerle unas preguntas sobre Keisha”.

“Ya hablé de ella demasiado hoy”, dijo Adam Wentz. “Que dos policías lleguen a tu casa temprano en la mañana para decirte que una mujer con la que estabas saliendo está muerta es una forma terrible de comenzar el día. Así que no hablaré más de eso hoy”.

“Perdóneme por decir esto”, dijo Avery, “pero yo esperaría que un hombre que acababa de perder a su novia de una manera tan trágica querría ayudar en todo lo que pudiera mientras la policía trata de llegar al fondo de todo”.

“No importa lo que descubran. Nada de eso la traerá de vuelta”, dijo Adam.

“Sí, eso es cierto”, dijo Avery. “Sin embargo, cualquier información que pueda darnos podría ayudar a encontrar al hombre que lo hizo”.

Adam puso los ojos en blanco. “¿Así que se supone que debo invitarlos a pasar y llorar en el sofá por lo mucho que la extraño y lo mucho que quiero que lleven al asesino ante la justicia?

“¿Sería tan terrible?”, preguntó Ramírez.

Con eso, Adam saliГі de la puerta, la cerrГі detrГЎs de Г©l y se detuvo en la escalera de entrada. Era evidente que no los invitarГ­a a pasar.

“Realmente no estoy de humor para esto”, dijo Adam. “Que sea rápido. ¿Qué quieren?”.

Avery se tomГі un momento para tratar de analizar el porquГ© de su actitud hostil. ВїEra una forma extraГ±a de expresar su dolor? ВїEstaba escondiendo algo? Era demasiado pronto como para saberlo con seguridad.

“O bien sabe algo o la noticia le cayó peor de lo que esperaba”, pensó. “Tenemos que tener cuidado con las preguntas que hagamos”.

“Ahora solo estamos tratando de reducir nuestras opciones y averiguar una línea de tiempo”.

Adam cruzó los brazos y dijo a regañadientes: “Está bien”.

“¿Puede decirnos dónde estuvo en el transcurso de los últimos dos días?”, preguntó Avery.

“Fui a trabajar ayer y el día anterior. Entré a las ocho y salí a las cinco y media en ambas ocasiones. Volví a casa, me comí un sándwich y me tomé unas cuantas cervezas para la cena. Una vida muy emocionante la mía”.

“¿Vio a Keisha esos días?”, preguntó Avery.

“Sí. Vino a las siete anteanoche. Vimos televisión y tuvimos sexo en el sofá”.

Avery sintiГі ira estallando dentro de ella por el hecho de que un hombre como Adam Wentz podГ­a hablar de su novia reciГ©n fallecida de una manera tan casual. DetrГЎs de ella, sintiГі a RamГ­rez acercГЎndose un paso. SabГ­a que a Г©l tampoco le agradaba el humor de Adam.

“¿Se quedó a dormir?”, preguntó Avery.

“No. Lleva mucho tiempo sin quedarse a dormir. Dice que eso la hace llegar tarde al trabajo”.

“¿Eso no tiene nada que ver con sus antecedentes de abuso contra las mujeres?”, preguntó Ramírez.

Avery se encogiГі; no le gustaba que RamГ­rez habГ­a llevado la conversaciГіn en esa direcciГіn. Adam lo mirГі a los ojos y frunciГі el ceГ±o.

“No”, dijo Adam. “Es porque su apartamento queda unos veinte minutos más cerca de su trabajo, pendejo”.

RamГ­rez se acercГі mГЎs, ahora parado junto a Avery y a un metro de Adam.




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